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Una de cada cinco personas esperaría a que la pérdida auditiva fuese un problema grave antes de ponerse un audífono

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MADRID, 21 (SERVIMEDIA)

Una de cada cinco personas afirma que esperaría a que la pérdida auditiva fuese un problema para ponerse un audífono, según el estudio ‘La importancia de la audición: escuchar para cambiar el mundo’, promovido por el fabricante de audífonos Oticon.

Con motivo del Día Internacional de las Personas con Sordera el próximo 25 de septiembre, los especialistas pidieron que se cuide la salud auditiva y se acuda a un profesional de forma temprana si se detectan pérdidas.

En este sentido, Oticon apuntó que uno de cada seis adultos en el mundo tienen algún grado de pérdida auditiva, de los que la mayor parte son mayores de 50 años, aunque “se observa una tendencia creciente en la población más joven”. El 2,9% de los menores de 24 años afirman por su parte que nunca se pondrían un audífono.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la pérdida auditiva afecta a más de 400 millones de personas en el mundo con necesidad de ayuda en su rehabilitación, pero todavía es necesario concienciar sobre la importancia del uso de audífonos.

Por ello, el fabricante subrayó la importancia de “prestar atención a las señales de pérdida auditiva” y de visitar a un profesional de la audición para que haga una valoración y determine la mejor solución a seguir.

El jefe de Audiología de Oticon, José Luis Blanco, agregó que “a día de hoy, existen soluciones personalizadas e individualizadas que se adaptan a las necesidades de cada persona, como a la participación en actividades y espectáculos o al seguimiento de conversaciones a través del ordenador o el teléfono”.

Una vez realizadas las pruebas audiológicas y determinado el grado de pérdida auditiva, el audioprotesista preguntará sobre el estilo de vida y las preferencias de diseño para ofrecer la mejor solución que se adapte a la audición de cada persona y que además ayude al cerebro a recibir toda la información sonora, explicó.

Según el experto, “una pérdida auditiva no tratada puede hacer que el cerebro no funcione como debería, al no tener acceso completo a toda la escena sonora”. “Esto puede derivar en aislamiento social y depresión, en un equilibrio deficiente y mayor riesgo de caídas, en un deterioro cognitivo acelerado o, incluso, en demencia o Alzheimer”, advirtió Blanco.

Por ello, es importante prestar atención a las señales de pérdida auditiva y consultar con un profesional en caso de presentar alguna de ellas de forma persistente. Entre estas, citó las dificultades para reconocer de dónde proceden los sonidos cuando se está en la calle; sentir que las personas del entorno murmuran o hablan bajo; experimentar más cansancio de lo normal después del trabajo; dificultades para recordar las conversaciones; problemas para reconocer las voces, sobre todo en reuniones, y la necesidad de subir el volumen del televisor, la radio o el teléfono.


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