ZARAGOZA, 15 (EUROPA PRESS)
Las marquesinas del Tranvía de Zaragoza se convierten un año más en un espacio lleno de arte y color, que conectan con la ciudadanía y les acompaña en sus trayectos diarios en su octava edición, gracias a la colaboración de Festival Asalto y Tranvías de Zaragoza, con las áreas de Cultura y de Servicios Públicos y Movilidad del Ayuntamiento de Zaragoza.
En esta muestra participarán siete artistas vinculados directamente con la ciudad de Zaragoza. Ernesto Navarro, Raquel Jordana, Jorge Gecko, Laura Alloza, Héctor Vacui, Christina Healy y César Ordóñez.
El tema propuesto por Festival Asalto a estos siete ilustradores ha sido la ciudad imaginada. Los ilustradores que forman parte de esta octava edición de Parada Asalto nos muestran una reinterpretación de su ciudad, teniendo en cuenta el color como un elemento rico, de múltiples combinaciones y posibilidades.
La nueva edición de Parada Asalto conformará el segundo hito del programa del Festival Asalto 2022, haciendo de conexión entre la exposición ‘El Color de lo Público’ inaugurada el 2 de junio en el Centro de Historias de Zaragoza y que cerrará sus puertas el próximo domingo, 18 de septiembre, y las actividades e intervenciones murales que se llevarán a cabo en el Barrio de Santa Isabel del 20 al 30 de octubre.
Este jueves, la vicealcaldesa y consejera de Cultura y Proyección Exterior, Sara Fernández, y la consejera municipal de Servicios Públicos y Movilidad, Natalia Chueca, han visitado algunas de las obras expuestas con el equipo de Festival Asalto.
LAS PARADAS Y SUS AUTORES
En la parada de César Augusto, la ilustradora zaragozana Laura Alloza ha decidido sacar el color a pasear por las calles, en donde este comienza a crear texturas, estampados, y distintas tonalidades hasta terminar su cometido en una explosión de colores y elementos visuales que llenarán la ciudad de vida.
En plaza de España las interpretaciones gráficas de César Ordóñez, profesor de la Escuela de Arte de Zaragoza, se acercan más a un relato en clave de humor en donde un golpe de cierzo moviliza a la joven Dorotea, que deja su vida en blanco y negro, para acabar aterrizando en ZaragOZa, una ciudad llena de color. El espectador reconocerá de inmediato los guiños y referencias al Mago de Oz –Los edificios de la Ciudad Esmeralda se parecen a la basílica de el Pilar, la Seo, o el hombre de hojalata no es otro que el caballero San Jorge–.
En la parada de plaza Aragón Christina Healy, de origen estadounidense, residente en Zaragoza desde 2009, ofrece una visión artística vibrante, viva, lleno de diversión, energía y misterio.
En la Gran Vía ha intervenido Jorge Gecko, ganador de la última edición del cartel del Pilar, para quien las ciudades son entornos vivos y llenos de movimiento, pero sobre todo son colores distintos en cada esquina que forman una paleta cromática en la misma armonía que sus ciudadanos. El tranvía se construye como nexo entre ellos, la línea que comunica y vertebra estos ecosistemas complejos y que deja tras él ese color que los inunda.
En la parada de Fernando el Católico el artista Héctor Vacui ha querido representar a ciudadanos de Zaragoza que cotidianamente se pueden encontrar en cualquier calle de la ciudad. Personajes variopintos, con estilos y ropa llenos de color, plasmando diferentes aficiones, profesiones, razas, inspirados en los transeúntes que se cruza por la ciudad, ya sea esperando al tranvía o tomando algo en una terraza de cualquier bar de la ciudad.
Más adelante, en la parada de la plaza San Francisco, la artista Raquel Jordana busca representar el color a través de los cuatro elementos de la naturaleza que componen la ciudad desde la magia que componen los parques a través de la “tierra” y el quiosco de la música. El agua de nuestro río y la representación de la misma en la Expo con la torre del agua. El fuego y la pasión de cada uno de los zaragozanos con el puente de piedra y el aire tan característico de la ciudad que sopla a través de las torres del Pilar.
En la parada Emperador Carlos V ha intervenido otro profesor de ilustración en la Escuela de Arte de Zaragoza, Ernesto Navarro, quien profundiza en la sinestesia, una variación de la percepción que puede darse en un individuo que es capaz de oír colores, de ver sonidos o de apreciar texturas cuando saborea algo. En sus ilustraciones refleja gráficamente la sinestesia, el resultado es una ciudad llena de sonidos de diferentes “colores” y “formas”.
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