JAÉN, 15 (EUROPA PRESS)
La Diócesis de Jaén ha puesto en marcha un ‘Protocolo de prevención y acción frente al abuso y al maltrato físico y psicológico a menores y personas vulnerables’.
El obispo, Sebastián Chico Martínez, ha firmado y promulgado el citado documento, que se enmarca en el compromiso de la institución “con la defensa de la infancia, con la lucha contra el abuso y protección a menores” y que forma parte de las acciones que la Oficina Diocesana de Protección del Menor tiene encomendadas desde su nacimiento en febrero de 2020.
El protocolo recoge los procedimientos dirigidos a “prevenir y combatir los delitos de abuso sexual, en atención a los criterios y normas vigentes, haciendo suyo el compromiso de la Iglesia Católica en el cuidado y educación, con respeto y ejerciendo su ministerio; protegiendo a todos los menores y adultos vulnerables a través de la formación, la sensibilización y el acompañamiento”.
El texto emana del trabajo puesto en marcha por la Oficina diocesana de Protección del Menor, en colaboración con Alter Consultores Legales, según ha informado en una nota el Obispado.
Nace de la conveniencia de proporcionar una “herramienta útil y práctica” para que los responsables de parroquias, grupos pastorales, centros de formación, instituciones y personas que trabajan en el ámbito educativo y en la pastoral ordinaria con niños y adolescentes en la Diócesis de Jaén dispongan de unos “criterios orientadores de prevención y unos procedimientos de actuación eficaces sobre cualquier situación de abuso”.
En febrero de 2020, se creó la Diócesis la Oficina de Protección del Menor, “con un marcado carácter preventivo”. En cumplimiento de esta misión, se articula ahora un plan formativo dirigido a todos los agentes de pastoral, educación y ocio.
También valorará la eficacia de las pautas establecidas en el presente protocolo y propondrá la revisión de aquellos aspectos que incidan en una mayor prevención dentro de la Diócesis. Corresponden al director de la oficina cuestiones como la de recepción de denuncias y acompañamiento de las víctimas.
Igualmente, tiene entre sus funciones recibir cualquier tipo de denuncia o información –directamente de la presunta víctima o de terceros–, relacionada con las conductas a las que se refiere este decreto. De todo ello, “se acusará recibo al denunciante y, en su caso, a la presunta víctima”.
RECABAR DATOS
También es su cometido recoger cuantos datos sean necesarios a efectos de la identificación del denunciado y de las posibles víctimas, así como cualquier ulterior dato relacionado con los hechos invocados y con las personas afectadas.
“Orientar al denunciante y, en su caso, a la presunta víctima sobre la tramitación procesal, tanto en vía canónica como en vía civil” y a ayudar inicialmente a las presuntas víctimas con un atento acompañamiento personal” son otras de las funciones.
Una vez realizado todo el trámite citado, se enviará al ordinario el acta de denuncia y de las actuaciones realizadas, todo ello con celeridad y discreción, dejando constancia documental del envío y de la fecha del mismo, de la cual se dará noticia al denunciante.
Por último, “recibidas las actas de la oficina de recepción de denuncias, el ordinario procederá a su examen y actuará en cada caso conforme a derecho”.
El Obispado ha apuntado que, con la creación de este protocolo, “se da un paso más en la atención y acompañamiento a través de la instauración de buenas prácticas”, además de un plan de formación y sensibilización junto con políticas de detección y actuación a seguir en caso de sospecha o constatación de un abuso o maltrato a menores o personas vulnerables en el seno de la Diócesis.
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