“Saber escuchar, aprender de las experiencias vitales, compartir y repartir”
LOGROÑO, 11 (EUROPA PRESS)
La coordinadora del Máster en Orientación Familiar de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), Carmen Martínez Conde, ha señalado el respeto como la clave para la convivencia en un hogar en el que cohabitan varias generaciones.
En el síndrome del nido lleno los hijos se quedan en casa de sus padres después de los treinta, o más, años. En ocasiones es porque aún no han podido (o querido) independizarse y, en otras, han regresado al hogar de sus padres a causa de su situación económica.
Para Martínez Conde, lo primero a tener en cuenta en que no se puede generalizar, porque cada familia tiene sus circunstancias.
En general, ha relatado, esta situación viene promovida por la crisis económica, fundamentalmente, y, también, asociada al aumento de la edad del matrimonio y a las condiciones labores.
Sin embargo, también puede producirse por el denominado síndrome de Peter Pan, esto es, negarse a crecer, donde hay “un reto mayor”, el de “hacer entender” al hijo “que hay que responsabilizarse”.
“Todas y cada una de las familias son distintas, hay que fijarse mucho en las necesidades familiares, hay que ver el caso de cada familia y ver las necesidades”, ha subrayado.
En cualquier caso, para que la convivencia funcione es fundamental, ha dicho, “el respeto, saber aceptarnos, adaptarnos”; y, ha resaltado, “hacer equipo”. “Poner las cosas fáciles por ambos lados”, ha señalado.
“Saber escuchar, aprender de las experiencias vitales, compartir y repartir. Junto a esto, tener unas reglas y unas normas claras, ser conscientes de que hemos nacido en generaciones distintas”, ha relatado.
Para esta experta, “la casa es una profesión”, y hay que verlo “con ojos de profesionales”, estableciendo quién asume cada rol, qué necesidades hay, cómo se organizan las tareas, cómo se afrontan los gastos. Todo mediante el diálogo e “implicando a todos”.
“Organizar una familia exige muchísimo dialogo; hay que buscar momentos para hablar de ello, asumir reglas, hablar de la organización de la casa, de los horarios”, ha explicado.
“Como estamos hablando de crear un hogar hay que hacerlo con un compromiso que no nos ahogue, hablar con pensamientos positivos”, ha añadido indicando que se trata de pensar que “estamos creando un nuevo comienzo”.
Ha insistido en la necesidad de “no culpabilizar a nadie”, porque “uno puede llegar a plantearse qué ha hecho mal”.
Para la coordinadora del Máster en Orientación Familiar, es importante que cada personas sea “consciente de todo lo que puede dar y puede servir a los demás”.
El principal consejo, ha indicado, es “quererse mucho”, porque “cuanto más queremos a los demás más nos conocemos”.
Un cariño acompañado de “orden” porque es lo que da “seguridad y tranquilidad”. “El orden se consigue trabajándolo, pensándolo, organizándolo”, ha apuntado.
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