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El periodista David de Jong destapa las grandes empresas alemanas enriquecidas con el nazismo: “Les salió gratis”

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MADRID, 7 (EUROPA PRESS)

El periodista David de Jong publica ‘Dinero y poder en el Tercer Reich’ (Principal de los Libros), una investigación sobre los lazos que tejieron algunas de las grandes empresas alemanas durante el auge y caída de los nazis, logrando un “enriquecimiento que les salió gratis”.

“Fue una colaboración que no tuvo desventajas ni costes para estos empresarios”, ha explicado el historiador en una entrevista con Europa Press, calificando a estas familias de “oportunistas”. “No es que hubiera un vínculo especial con el nazismo, sino que intentaban conseguir el mayor beneficio posible”, ha señalado.

Dr. Oekter –“quizás los más ideologizados en esa época”, apunta el autor–, BMW, Porsche o Allianz son algunas de las empresas que aparecen en las páginas de este libro, que apuntan a algunas de las familias más ricas de Alemania. “Son dinastías capaces de prosperar en cualquier sitio, ya fuera la República de Weimar, Alemania Occidental y hoy en día”, ha resaltado.

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De todos ellos, sobresale el empresario Friedrich Flick, único de los empresarios que fue juzgado en Nuremberg y que llegó a explotar a unas 100.000 personas en sus minas y fábricas. “Tuvo un increíble talento para la reinvención”, habla De Jong de una persona que en los años 70 se convirtió en una de las tres personas más ricas del mundo.

“Fue el peor porque también fue el que sacó más beneficio de la situación. Fue condenado a siete años de cárcel tras Nuremberg por crímenes contra la humanidad, solo cumplió tres y fue capaz de reinventar sus empresas hasta el punto de convertirse en máximo accionista de Daimler-Benz en su época de mayor expansión”, ha destacado.

No obstante, las otras empresas tampoco se libran de un juicio “moral” posterior por sus actuaciones, que incluyen la práctica asignación de campos de concentración para contar con “mano de obra”. “Tenían campos satélites alrededor de las fábricas donde llevaban prisioneros y en los que oficiales de las SS recibían un dinero por vigilar”, ha indicado.

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Las empresas que se aprovecharon de la explotación de mano de obra durante el Tercer Reich ya contaban con un patrimonio antes de esta época. “Fue un largo camino desde el principio del Tercer Reich hasta la II Guerra Mundial: empezaron a expropiar con unas leyes raciales aparentemente legales que luego se transformó en pillaje”, ha aseverado el periodista.

De Jong ha recordado cómo en los años 90 se buscó un acuerdo para compensar a las familias represaliadas en ese periodo. La cantidad final a pagar fue de 5.000 millones de euros, de los cuales una parte correría a cargo del Estado alemán y la otra de las empresas –un total de 80 que aportarían el 60% del dinero, entre las que se encontraban Siemens o Deutsche Bank–.

“Pero uno de los aspectos más importantes de este acuerdo es que no se admitió por parte de las empresas ninguna culpabilidad. Pagaron monetariamente, pero para mí, moralmente no se tomó ninguna responsabilidad de la esclavitud que generaron”, ha concluido.

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