MADRID, 2 (EUROPA PRESS)
La mitad de los niños y niñas españoles de entre 3 y 12 años (50,7%) tuvo piojos alguna vez en los tres años anteriores a la pandemia, según se desprende del IX Estudio CinfaSalud: ‘Percepción y hábitos de los padres y madres españoles ante la pediculosis’, realizado en 2019 y avalado por la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (SEFAC).
Se trata de una de las afecciones más contagiosas, junto al resfriado, por lo que es lógico pensar que su propagación aumentará este curso. En concreto, la investigación se basa en un cuestionario ‘on line’ realizado a una muestra representativa de 3.072 padres y madres españoles con hijos e hijas de 3 a 12 años escolarizados (4.204 niños y niñas), residentes en todas las comunidades autónomas.
El estudio confirma, además, que la pediculosis es más frecuente en las niñas, ya que seis de cada diez (55,8%) tuvieron piojos en los tres años anteriores a la pandemia, frente a la mitad de los niños (47,5%). “Este hecho se explica porque el cabello largo supone una mayor superficie de transmisión para los parásitos, y porque entre las niñas son más habituales los juegos de cercanía y son más proclives a compartir artículos de pelo”, ha detallado el médico de Cinfa, Julio Maset.
La incidencia de estos parásitos en los escolares de 6 o más años es también significativamente mayor, ya que, como revela la investigación de Cinfa, padecieron este problema el 55,7 por ciento de los niños y niñas de 10 a 12 años y el 52,8 por ciento de los que tienen de 6 a 9 años, frente al 42,9 por ciento de los más pequeños (de 3 a 5 años).
Asimismo, nueve de cada diez familias (90,1%) creen que sus hijos o hijas se contagiaron de piojos en el colegio, aunque el 6,9 por ciento piensa que solo han podido contraerlos fuera de este, bien sea en la piscina (8,6%), en actividades extraescolares (6,7%), en campamentos (6,3%), en otro lugar sin precisar (4,1%) o en el entorno familiar (3,8%).
“Aunque es muy molesto, el ‘Pediculus Humanus Capitis’ o piojo humano de la cabeza no transmite enfermedades, por lo que no constituye un peligro para la salud. De hecho, la pediculosis no siempre produce síntomas”, ha afirmado la vicepresidenta primera de SEFAC, Ana Molinero.
De hecho, siete de cada diez familias (69,7%) detectan la pediculosis por el prurito (picor) que tienen sus hijos en la cabeza, aunque seis de cada diez (63,4%) ven los piojos en el cabello de sus hijos cuando les peinan, lavan o revisan la cabeza. Además, el 4,7 por ciento observa lesiones en el cuello o tras las orejas (las zonas óptimas para el desarrollo de estos parásitos) y el 1,7 por ciento se percata de que su hijo o hija no duerme bien, lo que puede ocurrir debido al picor.
AFECTA PSICOLÓGICAMENTE A PADRES Y NIÑOS
El estudio muestra también que, más allá de los síntomas físicos, el impacto psicológico de este problema es considerable, ya que uno de cada cuatro padres y madres (24,7%) cree que tener piojos afecta emocionalmente a sus hijos y el 43,5 por ciento siente que les afecta a ellos directamente (lo que supone 19 puntos porcentuales más).
Esta afectación emocional se da más en madres, en los progenitores más jóvenes y en familias con niñas o hijos más pequeños. La mayor preocupación de los padres y madres ante los piojos es el picor y las molestias que estos generan (35,2%), seguida de la posibilidad de que pueda contagiarse el resto de la familia (17,3%).
Otras inquietudes son el riesgo de transmisión de enfermedades (16,9%) (pese a que los piojos no son transmisores de patologías), el ‘jaleo’ que implica el tratamiento (14,4%), la repulsa que generan los piojos (8,5%) y el estigma que el tener estos parásitos pueda suponer para sus hijas e hijos (7,6%).
“Como confirma la investigación, la desinformación y las falsas creencias acerca de la pediculosis siguen estando muy extendidas. Por ejemplo, uno de cada cuatro progenitores con niños en edad escolar (24,7%) sigue creyendo que los piojos están relacionados con una falta de higiene, lo que lleva a algunos padres y madres a temer que traten a sus hijos de diferente manera por tener piojos”, ha argumentado Molinero.
Este miedo al estigma y la vergüenza es, tal y como ha explicado, uno de los principales motivos que conduce a los progenitores a no cumplir con la responsabilidad de notificar al colegio que sus hijos tienen piojos, lo cual aumenta la gravedad de un problema que, bien gestionado, podría solucionarse rápida y eficazmente.
Y es que, uno de cada diez (13,3%) progenitores de España no avisa al colegio cuando sus hijos tienen piojos, a pesar de que siempre debe hacerse. La razón para ello, en uno de cada tres casos (29,9%), es la vergüenza y el miedo al estigma social provocado por la pediculosis.
Pero relacionar la pediculosis con la falta de higiene no es el único falso mito en torno a los piojos. Por ejemplo, la mitad de los progenitores españoles con niños en edad escolar sigue pensando que vuelan de una cabeza a otra (55%) o que las mascotas contagian piojos (47%).
Además, uno de cada tres (29,2%) opina que el mejor remedio para eliminar los piojos es cortar el pelo, algo que, si bien puede facilitar la aplicación del tratamiento, no es necesario y puede generar un mayor trastorno psicológico a algunos niños.
Solo el 17 por ciento de las familias que aplican un tratamiento pediculicida lo hace correctamente Según la investigación, nueve de cada diez familias (91%) aplican un tratamiento pediculicida para eliminar los piojos y prácticamente todas ellas (96,4%) creen hacerlo de acuerdo a las instrucciones del prospecto.
Sin embargo, el estudio revela que solo el 17 por ciento lleva a cabo el tratamiento correctamente, ya que es necesario aplicar un conjunto de medidas para garantizar su efectividad. Además de seguir las instrucciones, se ha de peinar el cabello mechón a mechón con la lendrera en busca de liendres (lo hace el 76,9%); verificar a los siete días si todavía hay parásitos y, en ese caso, reaplicar el tratamiento (64,6%); seguir pasando la lendrera durante las dos semanas siguientes (64,1%) y evitar el uso del secador tras aplicar el producto, ya que el calor inactiva su efecto residual (solo el 20,2% lo tiene en cuenta).
Por otra parte, las medidas complementarias más utilizadas para eliminar los piojos son revisar el pelo de toda la familia (79,1%), lavar sábanas y toallas a más de 60ºC (78,4%) e indicar a los niños que eviten compartir artículos de pelo (62,3%).
En conjunto, el estudio revela que solamente una de cada diez familias españolas (13,8%) toma todas las medidas adicionales recomendadas y que solo una de cada veinte (4,5%) aplica correctamente el tratamiento pediculicida y, además, toma todas las medidas adicionales recomendadas.
Tampoco las medidas preventivas se llevan a la práctica con la frecuencia necesaria: cuatro de cada diez familias (40,5%) no utilizan repelentes de piojos ni siquiera cuando existen casos de pediculosis en el entorno cercano o los niños la han pasado recientemente.
En una de cada tres familias (36,5%), los niños y niñas con piojos han contagiado a otros miembros, aunque en tres de cada cuatro hogares (76,8%) en los que esto sucedió no habían aplicado bien el tratamiento. En todo caso, las madres y las familias con niñas o con hijos más pequeños son más proclives al uso del repelente.
Finalmente, el estudio refleja también que la fuente de consulta más habitual es el farmacéutico (58,2%), seguida de Internet (35,7%), amigos o conocidos (32%) y los médicos y enfermeros (21,8%). Además, el 7,4% de los padres y madres consultó a su peluquero, el 5,2% buscó información en revistas o libros y el 4,9% preguntó a profesores u otros profesionales del colegio.
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