MADRID, 30 (EUROPA PRESS)
A pesar de los avances en materia de igualdad de género en el deporte, el “sexismo estructural” sigue vivo en la programación de los principales encuentros deportivos mixtos, ya que las finales de los partidos femeninos se consideran invariablemente el “evento de calentamiento” de los masculinos, sostienen los expertos en un editorial publicado en línea en el ‘British Journal of Sports Medicine’.
Esto no sólo transmite el mensaje de que las mujeres son ciudadanas y atletas de segunda clase, sino que también puede disuadir a las mujeres y niñas de abrazar el deporte y un estilo de vida físicamente activo, advierte.
“Es hora de acabar con esta programación tradicional como parte de un conjunto de estrategias para abordar el sexismo en el deporte, y permitir que las mujeres y las niñas desarrollen todo su potencial dentro y fuera del campo deportivo”, insisten el doctor Klaus Gebel, de la Universidad Tecnológica de Sydney, y la profesora asociada Melody Ding, ambas en Australia, y la profesora Nanette Mutrie, de la Universidad de Edimburgo, en Reino Unido.
A pesar de los notables avances en la participación de las mujeres en deportes que originalmente se consideraban “sólo para hombres”, como el fútbol y el salto con pértiga, y en la igualdad salarial -los cuatro torneos de Grand Slam de tenis ofrecen ahora el mismo premio en metálico a los jugadores y a las jugadoras, por ejemplo-, las atletas de todo el mundo siguen luchando por la igualdad en varios aspectos del deporte, dicen los autores.
“Las barreras estructurales son omnipresentes, como los mandatos sexistas en materia de uniformes, las normas que obligan a las mujeres a elegir entre amamantar o competir, el acoso sexual y la incorrección contra las atletas, y la menor representación de las mujeres en la gobernanza, el entrenamiento y el periodismo deportivos”, escriben.
La programación de los eventos deportivos es otra de estas barreras, sugieren, citando los anteriores Juegos Olímpicos antes de Tokio 2020 y casi todos los demás eventos deportivos de sexo mixto, como el tenis, el tenis de mesa y el voleibol de playa, donde las dos últimas pruebas son las finales femeninas y masculinas, en ese orden.
“Estos obstáculos no sólo impiden que las atletas alcancen todo su potencial y sean celebradas como la cúspide de sus deportes, sino que también podrían impedir que las niñas y mujeres de todo el mundo adopten el deporte y aprovechen todos los beneficios de un estilo de vida activo”, sugieren.
A nivel mundial, las mujeres son menos activas físicamente que los hombres, lo que ha llevado a la Organización Mundial de la Salud a fomentar la igualdad de género en el deporte como parte de una estrategia para reducir la inactividad física en un 15% para 2030, destacan.
Además, los deportes femeninos siguen recibiendo mucha menos cobertura mediática que los masculinos, y los organizadores de los grandes eventos deportivos suelen programar los eventos masculinos en el “prime time” televisivo o en mejores escenarios, señalan.
Una mejor cobertura televisiva genera más ingresos que se traducen en una mejor remuneración para los atletas y en más recursos para los equipos del deporte, afirman. La menor visibilidad de las atletas perpetúa un círculo vicioso de menos financiación y menos recursos y oportunidades, afirman.
Según los autores, es necesario replantearse la situación, y piden al Comité Olímpico Internacional y a las principales federaciones deportivas del mundo que organizan eventos deportivos mixtos que pongan en práctica “un cambio pequeño, pero potencialmente impactante”: alternar el orden de las finales de los partidos masculinos y femeninos cada año.
Esta propuesta no implica añadir, eliminar o sustituir la cobertura, por lo que no afectaría a la audiencia total, sostienen, pero enviaría un importante mensaje “a las niñas y mujeres de todo el mundo de que las atletas no son atletas de segunda clase y las mujeres no son ciudadanas de segunda clase”, aseguran.
“Es hora de desafiar la jerarquía de género en el deporte y demostrar explícitamente y con orgullo que los logros de las atletas femeninas son tan valorados como los de los atletas masculinos”, y permitir a las niñas y mujeres “cultivar todo su potencial dentro y fuera del campo deportivo”, recomiendan.
Reconocen que esto requerirá el compromiso a largo plazo de muchas partes interesadas en el sector, incluidos los organismos deportivos, los medios de comunicación, la profesión jurídica y la comunidad en general.
“Esperamos que mediante la mejora de la visibilidad del deporte femenino, como uno de los componentes de un conjunto de estrategias para abordar el sexismo en el deporte, podamos hacer avanzar las normas sociales y mejorar los recursos y las oportunidades para las niñas y las mujeres”, concluyen.
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