MADRID/CERCEDO-COTOBADE (PONTEVEDRA), 27 (SERVIMEDIA)
El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, pidió este sábado “formalmente” al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que comparezca en el Senado para “concretar modelos” de respuesta a la crisis y coordinar a las distintas administraciones en la cámara territorial.
Lo hizo en la tradicional inauguración del curso político del PP en Cercedo-Cotobade (Pontevedra), donde le arropó su predecesor al frente del partido, el expresidente del Gobierno Mariano Rajoy, quien en 2016 llevó a este municipio el acto anual que hoy presidió Feijóo por primera vez.
El líder nacional del PP y expresidente de la Xunta de Galicia, a quien le flaqueó la voz cuando dijo que volvía a casa y que “qué bien se está en casa”, bromeó con “la cara de tranquilidad y de sosiego” que ve en Rajoy, ya alejado de la actualidad política. “La comparo con la mía”, contrastó irónicamente.
Al acto acudieron también los cinco presidentes autonómicos del partido: Juan Manuel Moreno (Andalucía), Isabel Díaz Ayuso (Madrid), Alfonso Fernández Mañueco (Castilla y León), Fernando López Miras (Murcia) y Alfonso Rueda (sucesor de Feijóo en Galicia), que le precedió en el uso de la palabra. A cada uno de ellos Feijóo les agradeció individualmente su asistencia y más tarde les pondría como ejemplos. Él mismo estará el viernes con Ayuso en el arranque del curso politico del PP de Madrid y acompañará también a Rueda en el del PP gallego.
El líder del PP insistió en que la situación de inflación y problemas energéticos no se puede “solventar con parches y con una sucesión de reales decretos” que se van sustituyendo, y en “abandonar la corbata y el escaparate como única manera de solventar el problema energético”. Por ejemplo, reclamó una estrategia nacional para aprovechar mejor los fondos europeos.
Según Feijóo, la situación requiere “una reflexión por parte del presidente del Gobierno ahora que va a abrir el curso político”. Y desde ese diagnóstico lanzó su invitación: “Le pido al presidente al Gobierno que comparezca en el Senado para que podamos iniciar el curso político con un debate sereno, con un debate sosegado sobre la situación territorial de España, y se lo pido formalmente”.
COORDINACIÓN TERRITORIAL EN EL SENADO
Fue precisamente la necesidad de coordinar a las comunidades y ayuntamientos la que le sirvió para justificar pedir al presidente que acuda a la Cámara de representación territorial, la única donde él puede tomar la palabra como senador por designación autonómica, dado que no se presentó a las elecciones generales de 2019, cuando era presidente de la Xunta.
“Necesitamos una reflexión amplia y ordenada con los alcaldes, con los presidentes autonómicos, con todas las fuerzas del Estado para ordenar nuestro país. Es más necesario que nunca que la Administración Central coordine al conjunto de las Comunidades Autónomas, al conjunto de los ayuntamientos, y tenemos una cámara específica que se dedica al efecto: la Cámara de representación territorial en las Cortes Generales”, había argumentado como preámbulo a su invitación a Sánchez.
“Comparezcamos y hablemos, comparezcamos y reflexionemos, comparezcamos y concretemos cuáles son los modelos. Comparezcamos, hablemos y entendámonos”, instó a Sánchez, objetándole que el que acababa de hacer “es un planteamiento que le correspondería hacer al presidente”, pero, como le ve “dedicado a hacer oposición” al PP y personalmente a él mismo, tomaba le iniciativa. Más tarde sugeriría a Sánchez irónicamente que “ponga un solo miembro del Gobierno para insultarme todos los días y que el resto del Gobierno se ponga a trabajar”.
Al comienzo de su intervención, Feijóo planteó que en este curso político él, en principio, no se va a examinar, porque, aunque con el Gobierno “nunca se sabe”, no habrá elecciones generales. Desde esa premisa se puso “a disposición de todo el partido” de cara a las municipales y autonómicas, y pudo lanzar una proclama de su concepto de liderar el PP, que le sirvió para neutralizar las críticas del PSOE a su supuesta subordinación a Ayuso y de paso contraponerse a Sánchez.
“Es mi forma de entender el liderazgo. El liderazgo no consiste en mandar ni en cesar a aquéllos que te han apoyado para poner a aquéllos que no querían que llegases al liderazgo; el liderazgo consiste en dirigir y en servir”, describió. “En mi concepción de un partido democrático, el pensamiento único no tiene cabida”.
EL LIDERAZGO EN EL PP
“Ejercer un liderazgo con estilo autoritario es un síntoma de debilidad y eso se lo dejamos al señor Sánchez. Si Sánchez manda callar y lo que busca exclusivamente es el aplauso unánime de su partido, ése es su problema. Y, si Sánchez quiere alrededor un monólogo y que le aplaudan a todo lo que diga, aunque diga una cosa y su contraria, así le va”, desarrolló, para rematar que aspira a que el PP “sea un conjunto de los mejores, de las mejores”, y en el que “los mejores puedan opinar de todo” para escoger “la propuesta mejor, sea de quien sea, porque España no está para individualidades ni para ególatras”.
Feijóo también se defendió de las acusaciones de que ha pintado un futuro inmediato muy difícil, asegurando que ahora vaticinan lo mismo quienes le criticaban. Y, recordando que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero supuestamente negó la crisis financiera de 2008, se reafirmó en que el país está en “un momento de extraordinaria dificultad”, con la inflación, la deuda pública y siendo el único país que no llegó a recuperar la riqueza previa a la pandemia. “España no merece que nadie le mienta y yo no le voy a mentir nunca”, proclamó, negándose a “edulcorar la realidad” porque a él le votaban en Galicia “y la gente nunca vota a quien le engaña, sino al que le cuenta la verdad”.
El líder del PP ofreció retóricamente su cooperación al Gobierno para temas como bajar impuestos, reducir ministerios, un plan energético que compatibilice ahorrar con proteger al tejido productivo, reformar el término “disminuidos” del artículo 47 de la Constitución, aprobar planes de defensa y seguridad nacional y garantizar la “cordialidad lingüística” y la independencia de la justicia.
Sin embargo, a continuación diagnosticó que la mayoría de españoles han “perdido la confianza” en el Gobierno y que “España se parece cada vez menos al Gobierno y cada vez más a las políticas de centralidad, de moderación y reformistas que plantea el Partido Popular”. En esa clave prelectoral, dijo que él no quiere ser presidente “por descarte” sino “por méritos”, y así recomendó a sus compañeros “propuestas” y “una política educada”, sin insultar, para situarse “en ese punto de encuentro donde está la mayoría de los españoles”.
Llegados a ese punto, dijo que él, acostumbrado a sus mayorías absolutas en Galicia, no renuncia a “miles de votantes que lo hicieron a la izquierda” ni tampoco a “las aspiraciones legítimas de personas que nos dejaron de votar y que están dispuestas a volver”, para “cambiar este Gobierno”, porque “por encima de las ideologías tiene que estar el progreso común”.
Finalmente, estableció que “por encima de la desafección tiene que estar la gestión responsable y la gestión serena” y que “el sosiego de la política es imprescindible en un país crispado”, de forma que “el gran dilema de la política española en este momento no es entre socialistas y populares”, sino “entre aquéllos que quieran agitar y aquellos que aspiramos a sosegar nuestro país”.
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