MÁLAGA, 23 (EUROPA PRESS)
El incendio que asoló en mayo de 2021 la librería Proteo redujo a cenizas un fondo cultural de 50.000 ejemplares, pero también afectó a la importante colección de arte que atesoraba y que guardaba joyas de artistas tan relevantes como Antonio Tapies, Dámaso Ruano, Soledad Sevilla, Pedro Alonso Herráiz o Enrique Brinkmann, entre otros muchos.
Ahora, y con la colaboración de la Fundación Málaga, se ha llevado a cabo la restauración de dos de estas piezas. Se trata de una litografía en papel del año 1978 de Antonio Tapies y ‘Posiciones de elementos’, un lienzo sobre madera del malagueño Enrique Brinkmann.
Tal y como ha explicado el director de la librería, Jesús Otaola, “estas dos obras eran a las que Paco Puche (fundador de Proteo) les tenía más cariño y que, casualmente, son las que tienen un mayor valor económico. Ha sido ese afecto que les profesaba lo que no nos hizo dudar sobre qué piezas debían ser las primeras en restaurarse”.
Quibla ha llevado a cabo los trabajos de restauración y recuperación, con el apoyo de Joaquín Abenza, antiguo trabajador de Proteo y experto en la materia. Él fue el encargado, tras el incendio, de identificar, ordenar, clasificar y guardar la colección de arte de Proteo y él fue el que informó a los responsables de la librería del valor económico que tienen.
Tras el incendio de mayo de 2021 se han perdido algunas de esas obras y, las que sobrevivieron, necesitan de intervención urgente que, trasladada a cifras, se traduce en 11.000 euros, han explicado desde la Fundación en un comunicado.
La librería Proteo abrió sus puertas en 1969 como una cooperativa que ofrecía libros infantiles, pero siendo en realidad “la librería de los libros prohibidos”, puesto que se vendían ejemplares censurados por el régimen y cuyo objetivo principal era la defensa de la democracia y la libertad.
Con el tiempo, Paco Puche se hace cargo de la gestión de la librería pero, en todos los años que estuvo al frente de ella, nunca olvidó su lucha por la libertad. En su ánimo siempre estuvo presente que Proteo no fuera únicamente un establecimiento de venta de libros sino, también, un centro cultural, un punto de encuentro de personas con diferentes inquietudes e intereses.
En este espíritu de apoyo a la cultura respalda al Colectivo Palmo, al que cede el uso de una de las plantas de la librería para que instalaran su sede. Éste es, precisamente, el punto de partida de la colección de arte que hoy día atesora Proteo: el empeño de su fundador por apoyar la cultura local. Así, a lo largo de los años, parte de los beneficios que obtenía el establecimiento se destinaban a la adquisición de obras de artistas que estaban empezando y que necesitaban que se reconociera su trabajo.
Por su parte, Colectivo Palmo nace en 1978 como resultado de la confluencia casual de diversos encuentros, amistades y tomas de contacto que durante meses mantuvieron pintores y otras personas relacionadas con el mundo cultural de la ciudad. Entre sus miembros fundadores estuvieron Manuel Barbadillo, Enrique Brinkmann, Ramón Gil, José Miralles, Pedro Maruna, José Faría, Jorge Lindell y Dámaso Ruano, a los que se unieron Stefan von Reiswitz, Juan Fernández Béjar, Jesús Martínez Labrador, Pepa Caballero, José Díaz Oliva y Antonio Jiménez, entre otros.
- Te recomendamos -