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La sequía y las altas temperaturas hacen que mengüe hasta el 50% la producción y la calidad de la uva en Andalucía

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SEVILLA, 22 (EUROPA PRESS)

La vendimia se ha adelantado este año en torno a diez o quince días antes de lo previsto en Andalucía, lo que ha obligado a los agricultores a tener que recoger la uva a primeros del mes de agosto por las altas temperaturas sufridas durante el pasado mes de julio con la ola de calor y por la sequía, generada por la poca cantidad de lluvia que ha caído desde el pasado septiembre de 2021.

Así lo han expresado a Europa Press fuentes de Asaja Cádiz, Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) de Málaga y el Consejo Regulador de Denominación de Origen de Jerez. En este sentido, el presidente de Viñas de Asaja Cádiz, Francisco Guerrero, ha explicado que este año la vendimia ha comenzado antes “fundamentalmente por la sequía”, sin olvidar “las altas temperaturas sufridas desde mayo”. Esto ha provocado “una maduración extraña”, ya que la uva “no está madurando, sino concentrando azúcar y acidez”.

Las temperaturas del mes de agosto están “ayudando a la maduración” de la uva, aunque la recogida ha comenzado porque “mucha uva se estaba quemando”. Además, el exceso de “concentración”, generado por las altas temperaturas, estaba provocando que la uva de los viñedos de Cádiz se “pacificase antes de la maduración”. Aunque el comenzar antes con la vendimia no ha sido decisión solo de los viticultores, ha afirmado, sino de “las empresas elaboradoras”.

Por su parte, el técnico de departamento de Viñas del Consejo Regulador de Jerez, David Gómez, ha estimado que la producción de uva superará los 40,5 millones, en torno a un 25-30% menos que el pasado año, que tampoco fue “un año bueno”. Esta reducción de la producción no está relacionada con la calidad de la uva, que ha sido “buena”. En cuanto a la lluvia que el Consejo ha cuantificado, se sitúa en torno a los 375-450 litros por metro cuadrado, cuando lo habitual debe ser unos 600, según ha afirmado la entidad.

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De este modo, Gómez ha señalado que las pocas precipitaciones generaron que la uva “madurase un poco más tarde”, aunque la acumulación de lluvias en diciembre y marzo la “igualara a otros años”. Esto provocó que la “segunda remisión de la uva –que ha madurado más tarde– haya pillado la ola de calor de julio y se ha deshidratado y no han madurado bien, pillando una acidez más alta”.

Así, la ola de calor generó “pánico” en los agricultores, porque las uvas estaban “generando grados pero perdiendo agua”. La cosecha de uva se inicia con un grado mínimo de 10,5, aunque tal como ha confirmado el técnico, “no es habitual que se superen los trece grados” en el producto.

Gómez ha añadido que “desde primeros de agosto”, con la bajada de temperatura, ha ayudado a que la uva “recupere calidad”. Además, ha indicado que este año ha habido “pocos focos” de enfermedades en la cosecha, “controlados sin problema”.

50% MENOS EN MÁLAGA

En cuanto a UPA Málaga, el vicesecretario de agricultura, Francisco Moscoso, ha explicado que la mengua general de la cosecha en Málaga es de un 50% menos respecto al año anterior. Siendo mayor este descenso de producción en la zona de Axarquía, donde “la mitad de producción se usará para vino en vez de uva de pasa”. En esta zona, según los datos ofrecidos por Moscoso, la lluvia que ha caído desde el pasado septiembre oscila entre los 190 y los 200 litros por metro cuadrado, cuando la media suele ser de 350.

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Así, el vicesecretario ha señalado que en la zona de Mollino “toda la producción se dedica a vino”. La producción también se ha visto afectada y reducida en esta zona un 30 o 40% respecto al pasado año. En esta zona, las precipitaciones han alcanzado los 300 litros cúbicos, cien menos que el pasado año, aunque en esta “zona de secano, debería de caer, al menos, unos 500 litros por metro cuadrado”.

Moscoso ha destacado que ha sido un “año fatal” para los agricultores, ya que “en este tiempo se necesita calor, pero no tanto”, en referencia a las altas temperaturas del pasado mes de julio. Esto ha provocado que la uva se “seque” y el racimo no adquiera “madurez”, provocando que el tamaño de la uva no sea el “adecuado” y haya “menos producción y calidad”. El vicesecretario ha estimado que “muchas de estas uvas serán para vino”.

Además, Moscoso ha recordado la “necesidad” de lluvia para el próximo año, puesto que el pantano de La Viñuela, lugar del que se abastecen los cultivos de la zona de la Axarquía, está a un 13% de su capacidad. Del mismo modo se han manifestado Guerrero y Gómez, remarcando la “importancia” del próximo otoño e invierno, en referencia a las precipitaciones, periodo que según Guerrero será “fundamental” para la cosecha del año siguiente.

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LA UVA DE SEVILLA SE “ADAPTA AL TERRENO”

Por contra, en Sevilla, el gerente de Bodegas Salado e ingeniero agrónomo, Francisco Salado, ha explicado a Europa Press que la campaña de la uva en la provincia de Sevilla ha sido “peculiar”, porque la variedad autóctona, la uva ‘Garrido’, se adapta “bastante bien” a esta zona y ha “sufrido menos” el cambio climático “de los últimos años”.

De este modo, Salado ha señalado que esta uva crece en “tierras albarizas”, a las que esta uva ha conseguido “adaptarse bastante bien” y “no ha sufrido el estrés hídrico” que sufren otras variedades de uva. Así, la recolección, que este año ha acabado cuando otros años suele comenzar — a finales de agosto–, ha sido de 10.000 kg/ha, mientras que de las otras variedades han recolectado 5.000 kg/ha. En total, ha calculado que de la uva garrido se han cogido “unos 2.000 kilos menos, mientras que de las otras variedades unos 4.000”.

El motivo de que la uva garrido no sufra este estrés hídrico, según Salado, es la vegetación de la propia planta de esta variedad de uva, que al “tener tanta vegetación, protege a la uva de los rayos del sol”. No obstante, ha indicado que “la otra variedad, al tener menos vegetación, se ha quemado un poco más, por lo que ha mermado más la producción”.


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