MADRID, 17 (SERVIMEDIA)
Un nuevo análisis realizado por WWF resalta que España será uno de los países con más riesgo de sufrir estrés hídrico en menos de 30 años si no se toman medidas urgentes para combatir este problema.
Se habla de estrés hídrico cuando la demanda de agua es más alta que la cantidad disponible durante un periodo determinado o cuando su uso se ve restringido por su baja calidad.
El análisis estima que el 17% de los habitantes del continente europeo y el 13% de su PIB podrían enfrentarse, debido a la escasez de agua, a riesgos entre altos y extremos para 2050 a menos que los Gobiernos y las empresas tomen medidas urgentes para combatir este problema.
España, junto con Grecia, será uno de los países que tendrán el mayor riesgo de sufrir estrés hídrico. Por eso, WWF reclama un cambio profundo hacia un nuevo modelo de gestión del agua, en el que la demanda se ajuste a los recursos disponibles, y así garantizar agua para la naturaleza y las personas.
El informe muestra que Europa será aún más propensa a las sequías y a la escasez de agua, y ofrece una imagen clara de las regiones con mayor riesgo, especialmente el sur del continente. En 2050 se espera que en Grecia el 82% de su población y su PIB podrían depender de zonas con riesgo alto o extremo por falta de agua. Por otro lado, el 75% de la población y el PIB de España podrían enfrentarse a un riesgo alto, mientras que se prevé que las ciudades de Sevilla, Granada, Córdoba y Murcia sufran el mayor riesgo de escasez del continente en 2050.
“Las sequías en Europa y España no deberían sorprender a nadie: los mapas de riesgo hídrico llevan mucho tiempo señalando el empeoramiento de la escasez de agua en todo el continente. Las previsiones climáticas apuntan a olas de calor y sequías con mayor frecuencia e intensidad debido al cambio climático, que harán cada vez más difícil garantizar suficiente agua para la población. Lo que debería escandalizar a todo el mundo es que los gobiernos, administraciones, y empresas sigan haciendo la vista gorda ante estos riesgos recurrentes y basando cada vez más su planificación y economía en el uso mayor del agua, como si estos riesgos se fueran a resolver por sí solos pero que no lo harán por falta de medidas contundentes”, afirmó la responsable del programa de agua de WWF, Teresa Gil.
A pesar de que un 75% de su territorio está en peligro de sufrir desertificación, España ha apostado en sus planes hidrológicos por un modelo de gestión del agua que prioriza el uso de este recurso para los cultivos de regadío intensivo e industrializado que consumen el 80% del agua. Esta gestión hídrica y la sobreexplotación de los recursos han llevado de nuevo a que los embalses nacionales estén a mínimos históricos, denuncia la organización.
Además, en aquellas zonas donde no existe agua disponible en ríos y embalses, se hace uso del agua subterránea, poniendo en peligro las reservas de agua del futuro, a pesar de que existen más de 80 acuíferos que actualmente se encuentran sobreexplotados.
A ello se añade el robo del agua en España. Una investigación de WWF reveló que se riega con agua extraída ilegalmente una superficie similar a 1,5 veces la ciudad de Madrid, más de 88.000 hectáreas, en cuatro de los acuíferos más importantes y sobreexplotados de España que afectan a valiosos espacios naturales: Daimiel, Doñana, Mar Menor y ríos alimentados por el acuífero de Los Arenales. Además, se estima que existen hasta casi un millón de pozos ilegales, haciendo que España sea el país con mayor sobreexplotación de agua de Europa.
Desde WWF solicitan a las Administraciones competentes, especialmente los ministerios de Transición Ecológica y Reto Demográfico y de Agricultura, Pesca y Alimentación, así como a las comunidades autónomas, un “giro radical en la gestión del agua” y el impulso de “un nuevo modelo que reduzca las demandas del regadío a los recursos realmente disponibles”. También, que apuesten por el ahorro a través de nuevas tecnologías para garantizar la seguridad hídrica de las personas y que haya suficiente agua para la naturaleza. “Si no cambiamos las políticas del agua hoy, no se evitarán las sequías de mañana”, explicó Gil.
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