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Endocrinóloga advierte de que la relación entre obesidad y diabetes tipo 2 ha dado lugar a “la epidemia de diabesidad”

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MADRID, 16 (EUROPA PRESS)

La doctora Iria Rodríguez, especialista en Endocrinología y Nutrición en el Hospital HM Modelo, advierte de que el sobrepeso u obesidad constituyen el principal factor de riesgo para el desarrollo de una diabetes tipo 2, “dando lugar a una epidemia global conocida como diabesidad”.

Además, alerta de que, tanto la diabetes como la obesidad se asocian a otras enfermedades como la hipertensión arterial, síndrome de apnea obstructiva del sueño, niveles elevados de colesterol y triglicéridos, esteatosis hepática (o hígado graso) y hasta ciertos tipos de cáncer. “También incrementan el riesgo cardiovascular e incluso, de muerte”, advierte.

Con esta perspectiva, como medidas de prevención, la doctora de HM Hospitales apuesta por mantener un peso adecuado, llevar un estilo de vida saludable, con actividad física regular adecuada a las circunstancias individuales de cada persona, incluyendo ejercicios de fuerza, y una alimentación sana.

En este sentido, recuerda que tanto la dieta mediterránea como la vegetariana, así como la dieta DASH y la dieta baja en carbohidratos, controlan “mucho mejor” estos factores de riesgo cardiovascular.

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También se han visto efectos positivos con el ayuno intermitente y la dieta cetogénica en pacientes con ‘diabesidad’. “Pero, concretamente, nuestra dieta mediterránea, que genera un gran beneficio sobre la diabetes tipo 2, la obesidad, el síndrome metabólico y la enfermedad cardiovascular es la más sencilla de realizar y mantener a largo plazo”, apunta la especialista.

Hay que tener en cuenta que hay otros factores de más difícil control relacionados con la obesidad y la diabetes tipo 2, como son la edad, la genética, la raza y ciertos fármacos, por lo que “es recomendable cuidar aquellos que sí están en nuestra mano, que es fundamentalmente el estilo de vida”, señala la doctora Rodríguez.

LA IMPORTANCIA DE LA PREVENCIÓN

Una vez que el paciente ya presenta ‘diabesidad’, una pérdida significativa de peso y principalmente de grasa corporal, controlada por un profesional médico, es parte fundamental del tratamiento.

“Podemos bajar de peso principalmente con cambios en nuestro estilo de vida, pero cuando no son suficientes, tenemos la posibilidad de asociarlos a fármacos de eficacia probada que no solo ayudan a bajar de peso y controlar los niveles de glucosa, sino que también producen beneficios a nivel cardiovascular, como por ejemplo los análogos GLP1 o los inhibidores de SGLT2”, explica la especialista de HM Modelo.

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Finalmente, la cirugía bariátrica y metabólica en determinados pacientes consigue una gran reducción de peso, mejoría de la diabetes tipo 2 (con una remisión de la enfermedad hasta en el 80 por ciento de los casos) y mejoría de otros factores de riesgo cardiovascular, como la hipertensión, los niveles elevados de colesterol y triglicéridos, el síndrome de apnea obstructiva del sueño y la esteatosis hepática, entre otros.

LA DIETA MEDITERRÁNEA, UNA APUESTA SEGURA

Como idea general, tal y como refiere la doctora Rodríguez, es recomendable tratar de evitar los ultraprocesados y aquellos alimentos con grasas trans y saturadas, los azúcares, el exceso de sal, así como los zumos comerciales y las bebidas con azúcar (como los zumos y refrescos). Se recomienda consumir 5 raciones de fruta y verdura variada al día.

Por otro lado, la carne (máximo 3-4 veces a la semana) debe ser magra, como la de ave o de conejo, evitando el consumo de carnes procesadas, embutidos y carnes rojas y grasas. Se recomienda el consumo de pescado como mínimo 3 veces a la semana (al menos 1-2 veces/semana pescado azul) y tomar 2 raciones diarias de lácteos no azucarados y cereales integrales, no refinados.

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También son aconsejables las legumbres (2-4 veces a la semana) y consumir patatas y otros tubérculos, preferiblemente cocidos o asados, evitando las patatas fritas. Asimismo, está indicada la utilización de aceite oliva virgen extra tanto para aliñar en crudo como para cocinar, así como tomar un puñado de frutos secos (crudos, no salados) 3-7 veces a la semana, ya que se ha demostrado que disminuyen el riesgo cardiovascular.


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