MADRID, 14 (EUROPA PRESS)
Una ONG burkinesa ha denunciado la ejecución de al menos 40 civiles a manos de presuntos militares en la comunidad de Tougouri, en el centro-norte de Burkina Faso, tras el hallazgo allí de varias decenas de cadáveres el pasado 8 de agosto.
El secretario general del Colectivo contra la Impunidad y la Estigmatización de las Comunidades (CISC), Daouda Diallo, ha informado de que los trabajadores de la ONG han hallado “más de 40 cuerpos (que) fueron encontrados a lo largo de la carretera Taffogo – Bouroum amontonados en grupos de cinco y diez cadáveres”, según un comunicado recogido por el portal de noticias Koaci.
La ONG cuenta con testimonios que señalan a los responsables como “elementos de las Fuerzas de Defensa y Seguridad (FDS) vestidos con uniformes negros y encapuchados”, según Diallo.
El responsable de la organziación asegura que esta masacre no es un hecho aislado y ha aprovechado para denunciar otra matanza que atribuyó a los militares burkineses el 2 de agosto, cuando ejecutaron a ocho civiles mientras patrullaban entre las comunidades entre Gorom y Oursi.
Otra ONG, el Observatorio para la Dignidad Humana (ODH), eleva a más de medio centenar los fallecidos en Tougouri, casi todos de etnia fulani, entre ellos mujeres y niños. “Algunas víctimas fueron asaltadas en el mercado de Tougouri y otras en su domicilio”, según la nota.
El colectivo ha exigido a “ciertos elementos de las FDS cesar la práctica de secuestros de civiles con sus propias manos seguidas de ejecuciones sumarias y extrajudiciales bajo el falaz pretexto de la lucha contra el terrorismo”.
Asimismo, las ONG burkinesas piden al Gobierno que se replantee la actuación de estos soldados que reducen la lucha contra el terrorismo a “un simple exterminio de los pueblos ocupados por una determinada comunidad”.
Otras ONG, incluida Human Rights Watch (HRW), ya habían acusado a las fuerzas de seguridad de Burkina Faso de “ejecuciones extrajudiciales” en 2020, durante operaciones antiterroristas, tras el descubrimiento de “fosas comunes que contenían al menos 180 cuerpos” en Djibo, capital de la provincia de Soum, uno de los más afectados por los ataques yihadistas.
Burkina Faso, liderado por una junta militar desde un golpe de Estado en enero de este año, lleva experimentando en términos generales un aumento significativo de la inseguridad desde el año 2015, lo que ha provocado una oleada de desplazados internos y refugiados hacia otros países de la región.
Los ataques, obra tanto de la filial de Al Qaeda como de la de Estado Islámico en la región, han contribuido también a incrementar la violencia intercomunitaria y ha hecho que florezcan los grupos de autodefensa, a los que el Gobierno burkinés ha sumado a ‘voluntarios’ para que ayuden en la lucha antiterrorista.
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