MADRID, 5 (EUROPA PRESS)
El presidente de Estonia, Alan Karis, ha propuesto este viernes retirar de la vía pública un tanque de la era soviética, emplazado en la localidad de Narva, a orillas del río homónimo que sirve como frontera natural con Rusia, porque considera que, tras el estallido de la guerra en Ucrania, el monumento “ha cambiado su significado”.
“La orden del presidente (de Rusia) Vladimir Putin al Ejército ruso de atacar Ucrania el 24 de febrero cambió el significado de muchos monumentos relacionados con la Segunda Guerra Mundial en Europa. En Estonia también”, ha señalado Karis al comienzo de un artículo de opinión en la web de la radiotelevisión estonia ERR.
Según el mandatario, la crueldad de la guerra entre Ucrania y Rusia hace que “no haya lugar para la imparcialidad”, con lo que el tanque soviético, que en su día recordó a los estonios caídos durante la Segunda Guerra Mundial y los esfuerzos aliados para repeler la ofensiva de la Alemania nazi, ahora representa los horrores de la guerra en Europa del Este.
“Para muchas personas en Estonia, este viejo tanque representa los ataques devastadores de las fuerzas rusas contra las ciudades y pueblos de Ucrania. Para mí también, ya que he visto por mí mismo en Ucrania qué tipo de dolor y pena infligen tanques rusos casi idénticos”, ha reconocido Karis, quien considera por tanto que un monumento así “no es adecuado” para el espacio público estonio.
El presidente ha asumido que la colocación de una placa explicativa de lo que representa el monumento ya no es suficiente, y que colocar un pedestal “no es el lugar para un tanque de la Segunda Guerra Mundial”, con lo que ha propuesto trasladarlo a un museo.
“En un museo el tanque volvería a ser parte de la historia; no sería capaz de llevarnos a una disputa en el presente, y podríamos trabajar para resolver los problemas reales que enfrentamos”, ha explicado el jefe de Estado estonio, que ha propuesto enviar también a museos otros monumentos de este tipo.
Finalmente, Karis ha incidido en que quien quiera conmemorar a los caídos de la Segunda Guerra Mundial, en la que Estonia “fue víctima de los regímenes comunista y nazi”, puede hacerlo en museos y espacios dedicados a ello, y no en la vía pública para así “no causar daño a tanta gente ni sembrar conflictos”.
“Definir a Narva como una ciudad de un tanque sería ofensivo y engañoso. No quiero eso, Narva es mucho más”, ha concluido el mandatario.
Por su parte, el Kremlin ya se ha manifestado al respecto y ha criticado lo que considera una guerra contra la historia, a la par que ha incidido en que el monumento recuerda a quienes salvaron a Europa del fascismo, según recoge la agencia rusa de noticias Interfax.
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