La carroza ‘La Llorona’, de Francisco Tarazona, se llevó la victoria con una ornamentación de inspiración mexicana
VALÈNCIA, 1 (EUROPA PRESS)
La Batalla de Flores de València volvió a cubrir con su manto el paseo de la Alameda y, después de dos años de cancelaciones a causa de la pandemia, la ciudadanía se reencontró con el ingenio de los carrocistas, las risas de las falleras y el aroma de los clavelones en el último domingo de julio.
Un rato antes de la batalla, el calor dio una tregua a la ciudad y la brisa empezó a soplar en el circuito, en el que vecinos y turistas ya aguardaban la fiesta antes de las 20 horas, en un ambiente festivo.
Como cada último domingo de julio para cerrar la Gran Feria –hasta que estalló la pandemia–, el séquito encabezado por la Policía Municipal, de gala y a caballo, abrió la fiesta, para después dar paso a la cabalgata valenciana. A continuación arrancó el desfile de carrozas y coches ligeros, que mostraron el mejor hacer de artistas y floristas. La inspiración fue de lo más variada: escenarios de teatro, platós de cine, dioses del olimpo, criaturas marinas, recuerdos de la primavera y homenajes a culturas lejanas.
Este año, la gran ganadora, con el premio Barón de Cortes en la sección Especial A, fue ‘La Llorona’, del artista Francisco Tarazona y tripulada por la Fallera Mayor Infantil con su Corte de Honor. Una creación inspirada en la cultura mexicana y la película ‘Coco’, entre calaveras de colores y una gran guitarra.
Además, el primer premio de Sección Especial A ha sido para ‘Mitològiques’ de Julián García, que transportaba a la Fallera Mayor de València 2022 y su corte. En Sección Especial B ha triunfado ‘Benvingut, Mr. Berlanga!’ de Santiago Muñoz; en Ordinaria A ha ganado ‘Ceràmica’ de Carrozas Cortés, y en Ordinaria B ‘Celest’ de Carrozas Castillosa.
El alcalde de València, Joan Ribó, subrayó que la Batalla de las Flores “es un indicador de que la ciudad vuelve a su normalidad”, y ha defendido: “Debemos dar ejemplo, las batallas que queremos en el mundo son batallas de flores, solo de flores. Las otras se deben eliminar de la historia de la humanidad. Las batallas a golpe de claveles son las únicas que valen la pena”.
En la misma línea se expresó un “ilusionado” concejal de Cultura Festiva, Carlos Galiana. “Es la única guerra que debería existir”, aseguró, antes de celebrar que la ciudad “recupera una tradición centenaria”.
RAQUETAS CONTRA CASI DOS MILLONES DE FLORES
Finalmente, el disparo de carcasa anunció el inicio de la verdadera batalla y se desató la lluvia de clavelones, cerca de 1.700.000 flores en tonos amarillos y naranjas, que público y carrozas se lanzaron a modo de proyectiles animados por la música.
Cada cual reunió sus mejores armas, y las más habituales son, como ya es tradición, las raquetas, que sirven de escudo tanto para las flores como para el sol, y que las representantes de las fiestas personalizaron para combinarlas con sus carrozas y vestidos. También la tribuna de autoridades sirvió de trinchera, con los concejales de diferentes colores políticos dejando sus bandos y enzarzándose en un ‘todos contra todos’.
Tras el alto al fuego, la Fallera Mayor de València, Carmen Martín, en declaraciones a los medios, calificó de “impresionante” la fiesta, “la batalla más bonita del mundo”. “La gente tenía muchas ganas. Se ha notado. Yo creo que el público, con esos lanzamientos, ha estado entrenando durante dos años”, ha comentado, antes de añadir que “las flores quieren decir que ya esto ha vuelto otra vez a la normalidad”.
CERÁMICA VALENCIANA, OLIMPO Y LA CHINA IMPERIAL
Las carrozas invitadas de las Falleras Mayores de l’Horta Sud abrieron el desfile inspiradas en el Olimpo y en el Nirvana, y dieron paso a las carrozas que daban a conocer a las falleras preseleccionadas para la Corte de Honor. Se vieron figuras de caballos blancos y otras de caballitos de mar, ornamentos inspirados en el verano, con girasoles y tortugas, en los colores del carnaval y en el propio cielo.
Algunos artistas han rendido homenaje a la ‘terreta’, como las carrozas tripuladas por las falleras de L’Olivereta, inspiradas en la artesanía tradicional, una con una cornucopia de costura (Juan Carrero) y otra de cerámica (Carrozas Cortés). También hubo quien llegó en una ‘Guagua’ (Carrozas Cortés) y quien se ha inspidado en la citricultura valenciana (Carrozas Roda-Guaita). Otras evocaron lugares lejanos, como la China imperial (Carrozas Castillosa).
Uno de los momentos más emotivos llegó cuando las falleras mayores y cortes de honor de 2020-2021 pudieron al fin desfilar en la tradicional fiesta, una oportunidad que en su momento les arrebató la pandemia. Las infantiles esquivaron las flores entre un colorido decorado de frutas, obra de Naran Carrozas, y las mayores hicieron una entrada de cine en la carroza ‘Benvingut, Mr. Berlanga!’.
La batalla floral contó con aliadas de otras partes de la Comunitat Valenciana. Las reinas de las fiestas de Castelló acudieron ‘A la luna de julio’, lema del carruaje de Sergio Carrero, y la Bellesa del Foc de Alicante tuvo un auténtico escenario con ‘Teatre’, de Jordi Palanca.
También tomaron la Alameda las creaciones de los floristas en los coches ligeros, decorados por Paco Montaña, Javier Montaña, Violeta by Lolín, Vara Piquer, La Casita de las Flores, Quico Moret, Meuhouse, Floratropic y la Associació de Venedors de Mercaflor.
La batalla más pacífica se saldó sin incidentes y despidió la Gran Feria de València hasta el año que viene, con la esperanza repuesta por haber dejado atrás otra batalla, la sanitaria, que había dejado el río sin lluvia de flores durante dos años.
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